Letra y Música: Alejandro Ferre.
Una
mañana de sal,
no recuerdo en qué lugar,
desaprendí aquella frase
“los hombres no deben llorar”.
no recuerdo en qué lugar,
desaprendí aquella frase
“los hombres no deben llorar”.
Sin
querer llegó hasta mí
una canción olvidada,
un espejo, un inventario
de mis horas pasadas.
una canción olvidada,
un espejo, un inventario
de mis horas pasadas.
Y compré toda la lluvia
y vendí toda la furia
que crecía en los rincones desolados
y desde aquel punto muerto
me ví naciendo de nuevo
y llovieron las canciones
que hoy te canto.
y vendí toda la furia
que crecía en los rincones desolados
y desde aquel punto muerto
me ví naciendo de nuevo
y llovieron las canciones
que hoy te canto.
Guardé
entonces el pudor
en el fondo de un placard,
donde escondo mi dolor
cuando lo quiero olvidar.
en el fondo de un placard,
donde escondo mi dolor
cuando lo quiero olvidar.
Quise
encontrar un motivo
a la inflexión, al desierto,
necesitaba estar vivo,
tiempo y caminar despierto…
a la inflexión, al desierto,
necesitaba estar vivo,
tiempo y caminar despierto…
No hay comentarios:
Publicar un comentario